Víctor Millán, “Hijo de Natividad Díaz y de Carmen María Millán, nació en Punta de Araya del estado Sucre el 15 de agosto de 1919. Aldea en la cual permaneció hasta 1930 cuando su familia se trasladó a Cumaná. Desde muy niño trabajó como mandadero. (…) También fabricó silletitas y construyó sus primeros barquitos. “Siempre en Cumaná me disfrazaba y salía en comparsas de la burriquita, el pájaro guaraldol, el carite y el pájaro tricolor, bailando hasta cansarme”.
Apenas cumplidos los 13 años realizó su primer viaje como aprendiz de marino en la goleta Carúpano; más tarde serviría en el carguero Cumaná y por último en el vapor Maracaibo, llegando hasta la Guaira en 1936; se empleó como caletero en los muelles, trabajo que realizaba desde por la mañana hasta la puesta de sol, cargando pesados fardos y cajas; cargando y descargand, hasta ser reclutado por el ejercito e incorporado al cuartel de Trujillo, donde aprendió a leer y a escribir y aún le sobró tiempo para dibujar escudos y asuntos patrióticos, como la batalla de Venezuela contra Colombia ya que, comparado con la caleta cuyo horario de sol a sol no conoce descanso, la vida militar le resultó más bien holgada.
Luego de licenciado, Millán regresó a Punta de Araya, donde volvió a desempeñarse como marino hasta 1944, cuando recaló nuevamente en la Guaira, retomando la caleta portuaria. Se reencuentra con una amiga de Cumaná Carmen Antonia Aranguren y contraen matrimonio, instalándose en el barrio Canaima de Maiquetía así conoció a Feliciano Carvallo quien, a comienzos de 1950, se había trasladado desde Naiguatá. “El compadre Feliciano no me ha enseñado a pintar” – explicó Víctor a su entrevistadora, Antonieta Madrid, en 1969 – Realmente Víctor no estudió bajo la dirección de Feliciano, ni éste jamás dictó clases a ningún pintor. Cuando Víctor tomó de Feliciano fue un recurso técnico: el recubrimiento del soporte con un fondo monocromo de sapolín o pintura industrial azul, rojo, negro, amarillo, verde, etc., recurso el cual se mantuvo fiel hasta el último de sus cuadros.
La obra de Víctor Millán, - a diferencia de la Feliciano Carvallo que explota casi exclusivamente de manera arquetípica el tema de las selvas -, explora el paisaje marino, la naturaleza muerta, el desnudo femenino, el retrato, los pueblos y las manifestaciones religiosas de origen popular. En relación a lo planteado nos dice Juan Calzadilla “Feliciano Carvallo y Víctor Millán son como los faros de una escuela naïf que se caracteriza por el registro del colorido luminoso y alegre que se presta a las soluciones geométricas de un perspectivismo plano, mental.”
En 1951 Millán fue incluido en la ‘Muestra de pintura de hoy’, organizada por el Taller Libre de Arte. Este momento marca el inicio de su vida pública, por lo cual figura en el grupo de los llamados fundadores del arte ingenuo venezolano: Feliciano Carvallo, cronológicamente el primero. En 1971 la familia Millán se muda a Marapa. Ya para entonces la situación económica de los Millán había cambiado en virtud de la creciente demanda y valoración de la obra de ambos. Todo el dinero que he ganado pintando –le confesó al Dr. Luis Enrique González en 1974 – lo he empleado en mi casita y los gastos de mi hogar, porque considero que el pintor tiene que vivir del arte. El pintor que no vive del arte o tiene plata o no es pintor, porque la pintura jala mucho; jala alimentos, jala pinceles y otras cosas que al artista le hacen falta. Y como no me considero egoísta, estoy haciendo una construcción para hacer una Casa de Cultura en el barrio. Yo estoy haciendo un gran esfuerzo con esta obra, donde estoy gastando todo lo que tengo por el solo interés de darles cultura a los niños de Marapa.
El 27 de diciembre de 1974, Carmen sufre una caída cuando Víctor estaba en Cumaná, ella muere. A los pocos meses se casa con Hercilia Ilarreta, también pintora. Víctor promovió su “lanzamiento” en el Salón de Lectura en Cumaná y en la Escuela de Artes Plásticas de Carúpano en 1976. Venden el inmueble de Marapa y los Millán Ilarreta se residencian en la Vela de Coro, ciudad natal de Hercilia.
En Abril de 1991, se lleva a Caracas más de cien cuadros para exponerlos “que es donde están los compradores”, le comenta a Da Antonio, al momento de encontrarlo en el aeropuerto de Coro vía a la capital. Ese mismo año el 18 de septiembre, en sus recién cumplidos 72 años, reseñan en la prensa la muerte de Víctor Millán, golpeado por el hampa común. Millán al igual que Ruskin, estaba convencido que la admiración y el arte eran la panacea para apartar a los hombres de la envidia y sus consecuencias. Millán trabajó toda su vida en la búsqueda de este ideal. En 1969 por su iniciativa se crea el taller de Arte Popular Armando Reverón, cuyo objetivo según palabras del pintor: “queremos hacer de él un centro libre de trabajo donde puedan pintar todos los pintores espontáneos de esta zona ( La Guaira), aunque al pueblo no se le puede pedir mucho. La gente sufre de ignorancia y de mal entendimiento”.
http://artesanosdevenezuela.blogspot.com/2010/09/victor-millan-artista-popular.html
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